Park Chan-wook
Título original: Saibogujiman kwenchana
(I'm A Cyborg, But That's Ok)
Año: 2006
Director: Park Chan-wook
Productora: Moho Film
Género: Drama/Comedia
Originalísima e inclasificable
película del siempre excéntrico Park Chan-wook (Old Boy, Simpathy for Lady Vengeance,
Simpathy for Mr. Vengeance).
Una joven criada por su abuela, una
enferma mental que creía ser un ratón, crece con una idea grabada a fuego en su
cabeza: soy un cyborg. Cuando llega a la edad adulta y tras un intento de suicidio poco corriente, su madre decide internarla en un sanatorio mental.
Allí, en un entorno surreal lleno
de increíbles personajes a cual más extravagante, la joven va consumiéndose
lentamente debido a su negativa por ingerir alimentos, ya que cree que si lo
hace su sistema cibernético se estropeará.
Atormentada por el recuerdo de su
difunta abuela, y obsesionada con descubrir su función en la vida, traba
amistad con un chico inadaptado, esquizofrénico y antisocial, que es capaz de
robar los sentimientos y virtudes de las personas y que intentará por todos los
medios convencerla de que si no come morirá.
Divertida, romántica, irritante,
loca, colorida, fantástica, hilarante … y buena, muy buena. Cada vez me resulta más llamativa la
extrema sensibilidad estética de los asiáticos a la hora de hacer cine. La película tiene un tratamiento del
color absolutamente extraordinario, una paleta infinita constantemente asociada
a las circunstancias, los cambios de humor de los protagonistas, sus
sentimientos… Cada textura, cada
pliegue, cada mínimo toque de luz sobre un rostro o un objeto, cada pequeño
detalle parece formar parte de un concepto estilístico global que provoca que,
durante todo el metraje, la imagen de la película posea una fuerza colosal, que
impacte, que toque la fibra cuando tiene que hacerlo y que haga reír en el
momento justo. Todo el atrezzo
(máscaras, maletas, gorros, objetos…) está lleno de vida y de sentido, y ayuda
a caracterizar a los personajes y, sobre todo, al tono de la historia en sí
misma.
El sonido también está muy cuidado,
los efectos, muy trabajados, están presentes a lo largo de todo el desarrollo
del film.
Este concepto lírico del cine tan
auténticamente propio (asiático) da la sensación de que estén haciendo
constantemente poesía visual, aunque te estén vendiendo una historia ligera y
enferma como esta. Los personajes
bailan en la pantalla, los escenarios fluyen continuamente como en un sueño en
un amalgama de luces y colores y los sonidos contribuyen a crear una atmósfera
de ensoñación y abstracción mental que te deja con una sonrisa en la boca.
Los efectos especiales son
geniales, dentro de lo surreal de la historia, no son demasiado abundantes ni
excesivamente llamativos.
Los actores, histriónicos y
convincentes, están fantásticos.
La química entre los dos protagonistas contribuye profundamente a que
casi termines por creerte todo lo que pasa en ese mundo de locos (nunca mejor
dicho).
La historia en sí es maravillosa y
tiene de todo, aunque casi podríamos decir que narrativamente es más como una
fábula o un cuento. Hay una
historia de amor, absurda, ilógica y preciosa entre los protagonistas;
tensiones familiares basadas en la tolerancia, la dependencia o la decepción;
parábolas médicas que hablan de la relación psiquiatra-paciente; la galería de
personajes es divertidísima; el final es magnífico…
En definitiva, un drama/comedia
surrealista con el punto justo de romanticismo, una historia atractiva y divertida
y, sobre todo, una delicia visual.
En mi opinión, una muy buena
película, con una virtud que en esto del cine es cada vez más difícil de
encontrar y que cuando se da con ella, es una alegría, y esta virtud no es más
que el hecho de que al terminar la cinta la sensación que te quede es que, más
allá de que la película que acabas de ver sea buena o mala, es única y original.
© D.A.S 2009
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