martes, 26 de enero de 2010

CIUDAD




Pic de Iker Serrano

Es fácil pisar adoquines igual
que si fueran personas
mientras frunces el ceño
al resto del mundo
esperando que el tono apocalíptico
del cielo nocturno sea sólo un capricho
del cambio climático
y no un reflejo de tu vida
y la de los demás.
Caminar por la ciudad es igual
que intentar soñar estando dormido,
perdido en laberintos de nombres
y formas sin sentido ni emoción
que sólo pueden compararse
al sentimiento de vacío
de viajar en ascensor.
Morir tiene por fuerza que parecerse
a levantarse temprano, coger el metro y
viajar hasta el centro de la ciudad,
a esperar que pasen las horas y el sufrimiento
a cambio de un cheque nominal
que te permita tener la cartera
sólo medio vacía
un día y otro día,
hasta que llegue el final.
          © D.A.S 2009  


* La imagen que ilustra el texto es de Iker Serrano, fotógrafo y gambitero zaragozano.  Su Flickr es visita obligatoria si os gusta la fotografía: http://www.flickr.com/photos/iker_serrano



Recomendación musical: Shekeepsbees - Nests
http://rapidshare.com/files/245290898/She_Keeps_Bees_-_Nests__2008_.rar

Jessica y Andy vienen de Brooklyn, hacen blues-rock y lo que más se ha dicho de ellos es que recuerdan a los White Stripes.  Cualquier dúo actual chico/chica y guitarra/batería que nazca en esta época va a ser comparado a la pareja más arty de los últimos tiempos, es un estigma imposible de evitar.  No obstante, las diferencias son evidentes, Shekeepsbees se inclinan definitivamente más hacia el blues que al garage y prefieren los ritmos pausados e hipnóticos antes que el ruidismo instrumental y la estructura de sus temas antepone los medios tiempos y la cadencia armónica a la inmediatez y la urgencia.  Guitarra y batería aparecen como un simple acompañamiento melódico que arropa a la perfección y con la intensidad justa la preciosa y sugerente voz de Jessica, dando a los temas un punto oscuro y lleno de estilo que inunda todas las canciones del disco de una actitud rock minimalista y descarnada sumamente atractiva.
Las piezas en la que la voz aparece más desnuda y cruda (“You can tell”, “Strike”) recuerdan a la musicalidad del “Dear sir” de Cat Power, y los cortes más guerreros y de armonías blues sucias y desgarradas traen a la cabeza sin remedio un poco a Patti Smith y un mucho a la primera PJ Harvey.
Comparaciones como estas son suficientes como para que Shekeepsbees merezcan más de una escucha.  Discazo.

jueves, 21 de enero de 2010

GRACIAS RAYMOND, GRACIAS PAUL (V)




Paul durmió cómo un niño  y termino despertándose cerca del mediodía, sobresaltado por el agudo sonido del teléfono.
- ¿Diga?
- Paul, soy Raymond.  Estoy en la comisaría con un tipo que se llama Elliot, es amigo de tu hermano.  Dice que sólo tienes que venir aquí con la chequera lista para pagar la fianza y me dejarán libre.  Creo que me han citado a uno de esos juicios rápidos para dentro de dos o tres días.  – hablaba Ray aceleradamente, contento.
- Está bien Ray, acabo de levantarme, dame media hora ¿de acuerdo?
Paul preparó café y se aseó y vistió en cuestión de minutos.  Bajó al garaje, cogió su motocicleta, una Harley-Davidson de 600cc y color negro mate, y se dirigió a toda velocidad a la comisaría de Permington.
Paul entró saludando amablemente al vigilante de la puerta, pasó por el escáner, y se enfiló hacia el ala derecha del edificio, donde según le comentaron el día anterior se trataban las salidas de los presos y las fianzas. 
Nada más llegar al pasillo donde varios hombres esperaban sentados frente a la puerta de dos despachos, uno de ellos, el más elegante, se levantó y se dirigió hacia Paul.
- Hola, ¿Paul Auschner?  - preguntó cortésmente.
- Sí, soy yo, ¿tú debes de ser Elliot no?
- Exacto.  Siéntate, te contaré como ha ido.  Tienen a Raymond esperando en la sala común, sólo falta tramitar los papeles de la fianza.  – dijo Elliot mientras le invitaba a tomar asiento con un movimiento de mano.
- Dentro de tres días tendremos un juicio rápido: conducta violenta, alteración del orden, atentado contra la salud y el mobiliario público, delito involuntario de lesiones a terceros… la verdad es que Raymond tiene encima un buen puñado de cargos.  Tendrá que pagar una indemnización importante a esa mujer, es muy posible que tengan que operarla de la cadera.  No irá a la cárcel, pero tendrá que hacer servicios sociales durante por lo menos seis meses y comprometerse a visitar a un psiquiatra para que el equipo médico de la policía le haga un seguimiento.
Paul suspiró angustiadamente, dio las gracias encarecidamente a Elliot antes de que este se marchara y pagó la fianza.  Unos minutos después Raymond estaba libre y los dos salían por fin de allí.
Ambos hombres abandonaron la comisaría sin apenas cruzar palabra, Raymond estaba arrepentido y sentía una lógica sensación de vergüenza, y Paul se sentía decepcionado por la actitud de su amigo y abatido por las consecuencias que había traído consigo.
Montaron en la Harley de Paul y, antes de arrancar, este se dirigió a Raymond:
- ¿Te gustaría que fuéramos a comer al “Vesubio”?  Hoy no voy a ir a la editorial, y al fin y al cabo estás fuera, deberíamos celebrarlo. 
- Eso sería genial.  – contestó Raymond con la sonrisa de un niño.
Fueron a la zona centro de la ciudad, aparcaron la moto en Marvin square y fueron caminando hasta el restaurante, situado cerca de la Avenida Graçe, la calle de las boutiques.
Nada más sentarse a la mesa, Raymond cruzó sus manos y miró fijamente a Paul.
- Gracias Paul, quiero que sepas que agradezco de verás que siempre estés ahí.  Siento haberte fallado.  – dijo Raymond con tono alicaído, profundamente arrepentido.
- Estás en un momento difícil, lo sé, pero debes ser consciente de que eso no debe dejar que pierdas el control de tu vida.  Podías haber matado a alguien Raymond.  Vas a ir un juicio maldita sea, sólo hemos visto juicios en las películas.  – contestó Paul realmente preocupado.
- Lo sé Paul, lo sé.  Lo siento mucho.  No volveré a perder el control.  – dijo Raymond esforzándose por parecer convincente.
- Confío en ti Ray, sé que no lo harás.  – contestó Paul dando por finalizada la conversación.
Los dos amigos comieron linguine trufados y bebieron abundante vino, tomaron café y deambularon por el centro de la ciudad.  Machine era una ciudad preciosa en invierno.  El cielo lucía permanentemente un majestuoso color blanco, el clima era seco y duro, pero casi nunca hacía viento ni llovía, con lo que el frío era soportable y permitía incluso pasear por la zona alta de la ciudad, cerca de las montañas, o acercarse al lado del mar.  Las calles se llenaban de personas con gorros, guantes y bufandas, de manos en los bolsillos y alientos vaporizados, el romanticismo que envuelve al invierno y del que el verano y la primavera carecen.
Bajaron la Matic coast, la calle turística por excelencia de la ciudad, una especie de boulevard flanqueado por farolas y repleto a ambos lados de restaurantes, bares y comercios, y llegaron hasta la zona del puerto.  Se sentaron en un banco y observaron el mar en silencio, ligeramente borrachos, cada uno de ellos sumido en sus pensamientos, sin sentir la más mínima necesidad de hablar.  Raymond pensaba en Rita y en qué demonios sería lo que podía esconderse detrás de todo aquello, Paul sentía una profunda y verdadera responsabilidad para con su amigo, y reflexionaba acerca de la posibilidad de volver a escribir,
Al cabo de casi una hora, se miraron, sonriendo ampliamente, como si cada uno por su cuenta hubiera hecho una necesaria purga interior que le hubiera limpiado la mente y supiese que el otro también había experimentado lo mismo.  Tomaron el camino izquierdo después de la plaza Sweiss y subieron por el antiguo barrio gótico, donde las calles eran tan estrechas que los vecinos podían darse la mano desde la ventana.  Caminaron por aquellas comprimidas callejuelas capaces de transportar a quien las transita cientos de años hacia atrás hasta llegar, de manera casi intuitiva, a los cines “Buñuel”, lugar que frecuentaban desde que eran unos muchachos y que hacia tiempo no visitaban.  Sin necesidad de hablar, sobreentendiendo ambos que al otro también le apetecía entrar a ver una película, se pararon frente a la cartelera.
- Están reponiendo “Testigo de cargo”.  No me importaría verla.  – dijo Raymond.
- Es una buena opción.  ¿Te has fijado?  También ponen “Stranger than paradise”, ¿recuerdas cuando la vimos en el cine?  Fuimos con Angelina y María y las dos se quedaron dormidas.  – dijo Paul entre carcajadas.
- ¿Cómo iba a olvidarlo?  Aquella Angelina tenía el culo más grande que he visto nunca, no sé como te dejaste engañar.  – contestó Raymond riendo más fuerte todavía.
Tras pasar un rato discutiendo acerca de qué película ver, Raymond sacó una moneda y la lanzó al aire.
- Yo gano.  Veremos “Stranger than paradise”.  – dijo Paul.
Cuando salieron del cine ya era noche cerrada y hacia frío.  Caminaron de nuevo hasta Marvin square, montaron en la moto y volvieron a casa.
Tomaron un par de cervezas en el apartamento de Paul y hablaron de los viejos tiempos mientras escuchaban los discos de bop de la colección de Paul hasta bien sobrepasada la medianoche.
- Paul, espero que no te moleste.  ¿Te importaría que durmiese aquí?
- Claro que no amigo.  Te despertaré cuando vaya a trabajar, tienes que visitar a esa psiquiatra, ¿recuerdas?
- Sí, sí, lo recuerdo bien.  ¿Qué coño se han creído esa pandilla de idiotas?  ¿Qué estoy loco?  - dijo Raymond tomándoselo a broma.
Paul apagó las luces y entró a su habitación, dejando a Raymond tumbado en el sofá, tapado por la misma manta que llevaba utilizando desde hacía ya cuatro días.
- Hasta mañana amigo, procura descansar.
- Gracias Paul.  Buenas noches.


La mañana siguiente Raymond ya había preparado el desayuno cuando Paul se levantó de la cama.  Bebieron café, comieron tostadas y comentaron lo que oían de fondo en la primera edición de las noticias.  Bombardeos en oriente medio, crisis económica en Europa, elecciones fraudulentas en los USA, un cantante muerto, un equipo de fútbol que había ganado y otro que había perdido… si se colocase todos los días la misma grabación a la hora de las noticias nadie notaría la diferencia, la gente estaba ya demasiado acostumbrada a la desinformación, la pérdida de valor de la vida, los datos que hablaban de muertos y más muertos, las reseñas sin sentido acerca de la vida privada de los famosos.  El planeta se iba a pique, el mundo entero lo sabía y nadie hacía nada por evitarlo, pero todo seguía girando.
Terminaron de desayunar, se asearon y tomaron el ascensor.  Raymond se bajó en la planta calle, dedicándole un cariñoso adiós a Paul, que continuó hundiéndose hasta llegar al subsuelo para sacar la moto del garaje.
Al salir del edificio Raymond se dirigió a Pinto para coger el metro que le llevaría a la consulta de la doctora Bracco, en Teeside, mientras que Paul fue en moto a su trabajo, en la parte alta de Rivernord, la zona noble de la ciudad. 

Raymond nunca había estado en el psiquiatra, pero había visto mucho cine y, en cierto modo, sabía que esperar, conocía el aspecto que ellos y sus consultas acostumbraban a tener. 
Entró en el magnífico edificio donde se encontraba el gabinete de la doctora y, amablemente indicado por un portero mayor simpático y atento, subió las escaleras hasta llegar al cuarto piso, donde se encontraba la consulta.
La de la doctora Bracco podría ser considerada como el estándar perfecto para una consulta psiquiátrica de gama media-alta.  Un recibidor luminoso y lleno de plantas exóticas conducía a una pequeña sala con varios sillones de color negro, donde una moderna lámpara que colgaba del techo iluminaba espléndidamente el suelo de madera noble que relucía de puro limpio, y cuyos brillos se reflejaban en la mesa de cristal situada en el centro de la habitación donde descansaban el periódico del día, el Cahiers du Cinema edición internacional, la revista Time, el Sports Illustrated…
A los pocos segundos de llamar al timbre, Raymond se encontró frente a frente con la doctora Bracco, una preciosa mujer de treinta y pocos años, con un pelo castaño liso y sedoso peinado estilosamente, con una largura que le hacía caer el flequillo hasta la barbilla por delante, pero no alcanzaba a taparle la nuca por detrás, unos grandes ojos marrones claros y penetrantes, y una figura extremadamente delgada que le daba un aire de gracilidad y delicadeza lleno de elegancia.  Raymond se quedó frente a ella sin hablar, y la doctora le miró con condescendencia consciente del efecto que acostumbraba a causar en los hombres.  No era extremadamente bella, no tenía un cuerpo de modelo ni una cara de ángel, pero irradiaba feminidad y magnetismo.  En pocas palabras, la doctora Bracco era la típica mujer por la que uno estaría dispuesto a perder la cabeza.
Raymond entró a la sala todavía nervioso por la primera sensación que había tenido al ver a la doctora, se sentó en un gran sillón negro, y ella se recostó en un silla de oficina muy moderna justo enfrente de él, quedando separados por una enorme mesa de madera.
- Bien señor Carter, soy la doctora Gabriela Bracco, psiquiatra y criminalista.  Ahora que nos conocemos, ¿por dónde quiere empezar?   
          © D.A.S 2009  


CONTINUARÁ...


Recomendación literaria: El cuervo - Edgar Allan Poe
Audio del famoso poema "El cuervo" de Poe.  Es un poema narrativo muy oscuro y gótico, en la línea de las primeras cosas que hacía Poe.
Está muy bien leído, con una voz grave y sobria que le va genial al texto.  Merece la pena dedicarle los 10 minutos que dura, cerrar los ojos y escuchar dejándote llevar.


Mas el cuervo, fijo, inmóvil, en la grave efigie aquella,
sólo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ella
vinculada -ni una pluma sacudía, ni un acento
se le oía pronunciar...
Dije entonces al momento: «Ya otros antes se han marchado,
y la aurora al despuntar,
él también se irá volando cual mis sueños han volado»
Y dijo el cuervo: ¡Nunca más!



miércoles, 20 de enero de 2010

THE MAGNETIC FIELDS - REALISM





Stephin Merrit

Recomendación musical: The Magnetic Fields - Realism
Una semanita antes de que salga oficialmente a la venta... aquí está el enlace del último disco del que seguramente es mi grupo favorito.


Stephin Merrit deja de lado las distorsiones y los sintetizadores de su anterior álbum ("Distortion", 2008), y vuelve aquí a lo que más le gusta, el folk-pop de estribillos, canciones  experimentales y bizarras dónde priman la melodía y los múltiples arreglos e instrumentos (mandolinas, ukeleles, banjos, organillos, panderetas...).  
Realism supone una pequeña vuelta a los orígenes:  la voz de Susan Anway vuelve a ser protagonista, aunque no tan marcadamente como en "The Wayward Bus" y "Distant Plastic Trees" (1992), y la capacidad del genio newyorkino para componer piezas de gran calado emocional a base de una literatura ácida, romántica y original brilla con más fuerza que nunca.
El álbum en sí una colección de hits, de principio a fin, canciones redondas, impresionantes, con ciertos tonos épicos en la instrumentación y los arreglos vocales, pop delicado y original, lejos de todo convencionalismo, puro sonido Magnetic Fields.
Por destacar alguno: "You must be out of your mind", tema que abre el disco y que es un auténtico himno, guitarra ensoñadora y la voz de Merrit más emocionante que nunca; "Always already gone", recuerda y seguramente mejora a las  canciones lentas de sus inicios cantadas por Susan Anway;  "Seduced and abandoned" es Merrit en estado puro, sin más, y la bizarra "The dada polka", es una joya pegadiza, divertida y preciosa.
En definitiva, toda una experiencia, una maravilla de disco que demuestra el por qué Stephin Merrit está considerado como uno de los mayores talentos compositivos de la música contemporánea y su grupo, The Magnetic Fields, está en lo más alto del imaginario de culto indie más elitista.
Para mí gusto, uno de los mejores discos de la banda, y candidato desde ya a mejor disco del 2010.  Rezaré mucho porque hagan gira de presentación del álbum y que esta pase por España.
          © D.A.S 2010



Tema que abre el disco:

"You must be out of your mind" (Youtube)



Aquí va el último (e inédito) disco, y unos cuantos más de regalo, a un sólo clic:












domingo, 17 de enero de 2010

LA CINTA BLANCA





Título: La cinta blanca
Título original: Das weiße band
Dirección: Michael Haneke
País: Francia, Alemania, Austria
Año: 2009
Fecha de estreno: 15/01/2010
Duración: 144 min.



Desde la primera imagen estática con la voz en off introductoria, Haneke asusta, impresiona.  Una puesta en escena deliberadamente sobria y hermética nos prepara para lo que se nos va a contar:  un relato terriblemente triste, un drama psicológico que tiene como tema principal la búsqueda del germen de la maldad en el ser humano, nada menos.  Haneke, acostumbrado a transgredir y provocar, se pone esta vez más serio que nunca y da de lleno dónde más duele.

La historia disecciona con un ritmo intencionadamente lento y claustrofóbico los extraños sucesos acaecidos poco antes de la I Guerra Mundial en un pueblo del norte de Alemania cuyos habitantes están sometidos por dos frentes: por un lado una familia de título nobiliario que controla la vida social y por otro una moral ultra-religiosa y coaccionadora promulgada por el pastor de la región.
Haneke va desarrollando la trama inductivamente hasta conseguir hacernos tener una visión global de todas las personalidades que habitan en el pueblo, llevándonos de viaje por los caminos más incómodos de la condición humana, haciéndonos partícipes de sus miserias, sus más bajos instintos, su doble moral, sus faltas, su egoísmo, su crueldad, sus mentiras… su maldad, al fin y al cabo.  El escalofriante retrato que el director hace de una sociedad adulta excesivamente rígida y disciplinada repugna y asusta, pero no más que la obligada observación de cómo los niños, a priori meros espectadores pasivos del descenso a los infiernos de sus mayores, van asimilando como esponjas todo lo que ven, oyen, e imaginan, un caldo de cultivo que forjará su carácter y les convertirá, presumiblemente, en terribles adultos veinte años más tarde, con la llegada del nazismo a Alemania.

Haneke entrega una obra de impecable estética formal, adulta y profunda, con un blanco y negro duro y perfectamente cuidado que confiere a la imagen un carácter de opresión y angustia, y que nos transporta al cine religioso de Dreyer o Bergman, con sus escenas exageradamente perfectas. 
La dirección del austriaco, que no ha dejado de evolucionar desde sus inicios, llega a niveles sobresalientes en esta ocasión, recordando por meticulosidad y exactitud a los mejores Kubrick y Tarkovski.  Las escenas abiertas son auténticos cuadros, simétricos y elegantes, en los que los personajes entran y salen fluyendo de manera natural, los interiores, oscuros, inquietantes, son una sinfonía de claroscuros y primeros planos, artísticos hasta el academicismo, el recurso del plano/contraplano apenas se usa, los travellings no pueden estar hechos con más maestría…
Haneke sostiene la historia a base de sugerir, de no terminar nunca de mostrar, de no categorizar nunca del todo a protagonistas y antagonistas, de jugar con la ambigüedad obligando al espectador a no despegar los ojos de la pantalla en busca de respuestas y explicaciones.
La fotografía, de su habitual Christian Berger, es la mejor que he visto en un cine en mucho tiempo.  Es un blanco y negro contrastado y pulido, asfixiante, que nos hace viajar directamente a la época y nos mete de lleno en ese ambiente reprimido y estremecedor.

El cásting de actores es, sin más, fantástico, son una parte más de la excelente ambientación, los actores lo bordan en la mayoría de los casos lo que confiere a la totalidad de la obra un nivel de realismo extremo que provoca que el espectador se enganche irremediablemente a la historia.  Capítulo aparte son los niños.  Y en especial los dos rubitos principales, que simbolizan a la perfección la inocencia y la maldad, la doble moral ya mencionada anteriormente.  Sobrecogedores.  La imagen seleccionada como cártel de la película, el rostro durísimo del muchacho, con lágrimas corriendo por sus mejillas y la cinta blanca en su hombro, es el mejor ejemplo posible.
Los personajes son fieles reflejos de la época: su mentalidad, sus costumbres, sus miedos, su manera de hablar y de actuar… la recreación, desde el vestuario hasta la escenografía, pasando por la dirección de actores, merece un diez.
“Casi” obra maestra (habrá que verla otra vez para afirmarlo).  Haneke borda el cine de autor más serio y profundo, recuerda a los grandes maestros sin perder ni pizca de su personalidad, sugiere más que muestra, como los buenos, remueve conciencias, cierra bocas y consigue una de las mejores obras de los últimos años y, sin duda para el que escribe, la mejor película del 2009.
Da gusto poder ir a ver una película que no simplifica,  en la que tú decides quienes son los buenos y quienes los malos, salir del cine pensando en la historia y acostarte esa noche pensando en la historia, tener la responsabilidad de decidir tú mismo cual es el verdadero final… para el que prefiera otras cosas seguro que nunca faltará un Cameron en las salas, con sus muñecos voladores y sus gafitas 3D.
            © D.A.S 2010



NOTAS

* Cero de actores conocidos, cero de efectos especiales, no hay banda sonora, no hay una gran campaña de promoción de la película, no hay un gran trailer… si esto no es cine independiente que venga dios y lo vea.

* El doblaje en castellano, como siempre, formidable, y como muestra un botón: el personaje seguramente más serio e inquietante de la película está doblado por la voz de… Peter Griffin.



 



jueves, 14 de enero de 2010

I´M A CYBORG BUT THAT'S OK



Park Chan-wook

Título original: Saibogujiman kwenchana 
(I'm A Cyborg, But That's Ok)
Año: 2006
Director: Park Chan-wook
Productora: Moho Film
Género: Drama/Comedia 





Originalísima e inclasificable película del siempre excéntrico Park Chan-wook (Old Boy, Simpathy for Lady Vengeance, Simpathy for Mr. Vengeance).


Una joven criada por su abuela, una enferma mental que creía ser un ratón, crece con una idea grabada a fuego en su cabeza:  soy un cyborg.  Cuando llega a la edad adulta y tras un intento de suicidio poco corriente, su madre decide internarla en un sanatorio mental.
Allí, en un entorno surreal lleno de increíbles personajes a cual más extravagante, la joven va consumiéndose lentamente debido a su negativa por ingerir alimentos, ya que cree que si lo hace su sistema cibernético se estropeará.
Atormentada por el recuerdo de su difunta abuela, y obsesionada con descubrir su función en la vida, traba amistad con un chico inadaptado, esquizofrénico y antisocial, que es capaz de robar los sentimientos y virtudes de las personas y que intentará por todos los medios convencerla de que si no come morirá.


Divertida, romántica, irritante, loca, colorida, fantástica, hilarante … y buena, muy buena.  Cada vez me resulta más llamativa la extrema sensibilidad estética de los asiáticos a la hora de hacer cine.  La película tiene un tratamiento del color absolutamente extraordinario, una paleta infinita constantemente asociada a las circunstancias, los cambios de humor de los protagonistas, sus sentimientos…  Cada textura, cada pliegue, cada mínimo toque de luz sobre un rostro o un objeto, cada pequeño detalle parece formar parte de un concepto estilístico global que provoca que, durante todo el metraje, la imagen de la película posea una fuerza colosal, que impacte, que toque la fibra cuando tiene que hacerlo y que haga reír en el momento justo.  Todo el atrezzo (máscaras, maletas, gorros, objetos…) está lleno de vida y de sentido, y ayuda a caracterizar a los personajes y, sobre todo, al tono de la historia en sí misma.
El sonido también está muy cuidado, los efectos, muy trabajados, están presentes a lo largo de todo el desarrollo del film.
Este concepto lírico del cine tan auténticamente propio (asiático) da la sensación de que estén haciendo constantemente poesía visual, aunque te estén vendiendo una historia ligera y enferma como esta.  Los personajes bailan en la pantalla, los escenarios fluyen continuamente como en un sueño en un amalgama de luces y colores y los sonidos contribuyen a crear una atmósfera de ensoñación y abstracción mental que te deja con una sonrisa en la boca.
Los efectos especiales son geniales, dentro de lo surreal de la historia, no son demasiado abundantes ni excesivamente llamativos.
Los actores, histriónicos y convincentes, están fantásticos.  La química entre los dos protagonistas contribuye profundamente a que casi termines por creerte todo lo que pasa en ese mundo de locos (nunca mejor dicho).
La historia en sí es maravillosa y tiene de todo, aunque casi podríamos decir que narrativamente es más como una fábula o un cuento.  Hay una historia de amor, absurda, ilógica y preciosa entre los protagonistas; tensiones familiares basadas en la tolerancia, la dependencia o la decepción; parábolas médicas que hablan de la relación psiquiatra-paciente; la galería de personajes es divertidísima; el final es magnífico…


En definitiva, un drama/comedia surrealista con el punto justo de romanticismo, una historia atractiva y divertida y, sobre todo, una delicia visual.
En mi opinión, una muy buena película, con una virtud que en esto del cine es cada vez más difícil de encontrar y que cuando se da con ella, es una alegría, y esta virtud no es más que el hecho de que al terminar la cinta la sensación que te quede es que, más allá de que la película que acabas de ver sea buena o mala, es única y original.
          © D.A.S 2009  


- Te gustará si te gustó:  La ciencia del sueño, Amelie, Alguien voló sobre el nido del cuco, La habitación del hijo, Zuotian, Inocencia interrumpida - 






 



miércoles, 13 de enero de 2010

RAYUELITA




Julio Cortázar


Es peor que masturbarse sin ganas,
es pegar la oreja ante la pared del dormitorio
para escuchar con desespero
como follan los vecinos
mientras sientes que algo empieza a moverse
debajo de tu cama
y la habitación se llena
del olor a carne podrida
de los miembros de tus enemigos caídos
y miras dentro de tus bragas
y no encuentras nada más que cucarachas
y bello y eterno desamparo,
y trapos de colores
que recuerdan sexos
que igual que el arcoiris
sólo son reales si se miran desde lejos.
Y empiezas otra vez a.
Dejar otra vez de.
Mientras lo mismo de siempre
da vueltas una y otra vez
por el techo de la habitación
describiendo círculos concéntricos
con tu cara en medio
y empiezas a prenderte fuego
desde fuera hacia dentro
y sientes que todas las piezas
del puzzle ya no son suficientes
para juntar los pedazos rotos
de tu corazón ahumado
que sólo obtiene bálsamo
en algún delito menor
como dormir desnuda
y hablar en sueños
imaginando que hay alguien al lado,
alguien que te coge de la mano
y te lleva de viaje tan lejos
que cuando giras la cabeza
para convertirte en estatua de sal
él se va y te vuelves a quedar sola
en medio de la nada y del todo,
y corres y te escondes en el fondo del pozo,
oliendo a podrido y rodeada
de miles de millones de trapos de colores
        © D.A.S 2009 


" - Andá a saber si en el fondo no hay que llorar de amor hasta cuatro o cinco palanganas.  O que te las lloren, como te las están llorando a ti.  - dijo Oliveira.

Talita le dio la espalda y se fue hacia la puerta.  Se detuvo a esperarlo, desconcertada y al mismo tiempo necesitando esperarlo porque alejarse de él en ese momento era dejarlo caer al pozo (con cucarachas, con trapos de colores). "

Rayuela - Cortázar




Recomendación musical:  
Godspeed You! Black Emperor


Godspeed You! Black Emperor son una banda instrumental que trasciende la simple etiqueta de progresivo o post-rock y se rebelan como un grupo épico, apocalíptico y definitivo.  "El grupo", con mayúsculas, para mi gusto dentro de su estilo.  De lo más emocionante que escucharás en tu vida.  Música para oír tumbado en la cama, en el tren con los ojos cerrados, en tu casa mirando por la ventana... Canciones que rondan los 20 minutos, en ocasiones con introducciones de conversaciones de políticos, telediarios... lo que le da un trasfondo político y crítico a su propuesta (varios de sus miembros son anarquistas reconocidos)

No es sólo progresivo, tienen influencias que van desde el punk hasta, sobre todo, la música avant-garde o la clásica.  
Se disolvieron hace ya unos cuantos años, sin dar apenas entrevistas, pasando totalmente de la industria discográfica y dejando tras de sí un puñado de discos para la Historia.
Es música diferente, compleja y experimental, en otra dimensión muy distinta a la concepción natural de música como hedonismo o mero disfrute.  Merece darle una oportunidad y decidir si te gusta o no.




Aquí van sus tres discos más importantes
y un directazo en Nantes:


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Lift your skinny fists like antennas to heaven


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F# A#  Infinity


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Yanqui U.X.O.


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Live at l'olympic (Nantes)

lunes, 11 de enero de 2010

RIMMEL



Jean Seberg, la mujer más guapa del mundo, se suicidó en 1979, el día que iba a cumplir 41 años
 

Vives como todas,
esperando una señal
o un príncipe azul
que te salve la vida
y te enseñe a leer
y a escribir,
y a hacer el amor
sin quitarte la ropa,
sólo con los ojos,
y los pómulos rojos
y el gesto cansado
de esperar,
esperar un príncipe azul
que salga de las revistas
o de la pantalla del televisor.
Vives pensando
en no envejecer,
o al menos llevarlo bien,
ser una madurita con encanto
que sepa dejarse ver
y que de vez en cuando
brille el sol
más de la cuenta
y vengan a buscarte al trabajo
y te mires en el espejo
de la marquesina del autobus
demasiado contenta
como para ser tú
y se te arrugue el rostro
al ver que todo es mentira,
el príncipe azul,
tu imagen reflejada en
la marquesina del autobus
y hasta las promesas
de los anuncios de belleza.

        © D.A.S 2006




Recomendación cinéfila (doble):  Otra mujer - Interiores

Estas son, para mí, dos de las mejores películas de Woody Allen.  Nada que ver con las comedias disparatadas de su primera época ni con los dramas ácidos y divertidos tipo Manhattan o Annie Hall.  Son historias complejas que invitan a la reflexión, con una profunda carga psicológica y un verdadero derroche de técnica en cada escena.  Visual y estéticamente, para mí, seguramente lo mejor que ha rodado el director.
Allen ha hecho muchas cosas mal a lo largo de su carrera, como por ejemplo firmar contratos que le obligan a rodar una película por año y todo lo que ello conlleva (un buen puñado de obras menores) pero, creo que el tipo es sino el mejor, uno de los mejores cronistas del mundo actual, y que conoce como nadie a las personas que habitan en él: como se relacionan, en qué piensan, que les gusta, de qué tienen miedo...y que sabe además, llevar todos estos conocimientos a la pantalla de un modo fantástico.



OTRA MUJER cuenta la historia de una profesora de Filosofía que alquila un céntrico estudio en Nueva York para poder trabajar tranquilamente en su nuevo libro.  Pronto se da cuenta de que escucha las sesiones del gabinete de psicología del piso de al lado y, tras oír confesar sus problemas a una mujer, establece analogías con su propia existencia y comienza a hacer un exhaustivo autoanálisis de su vida.  A partir de aquí la mujer se da cuenta de que su matrimonio, sus relaciones familiares y profesionales, sus amistades, etc... son puro artificio, una vida superficial y vacía que parece estar a punto de derrumbarse.  Allen teje una historia opresora e incómoda capaz de escarbar en la conciencia del espectador, y consigue finalmente una genial representación de uno de los males más comunes del hombre contemporáneo: el pánico a tomarse en serio, el miedo a plantearse la vida desde un punto de vista metafísico y profundo.  
La fotografía es de Sven Niqvist, el cámara habitual de Bergman, talento puro y técnica inmejorable.  La historia la protagoniza Gena Rowlands, una de mis actrices fetiche, que lo borda para variar.  Una de mis películas favoritas.



INTERIORES es, bajo mi punto de vista, una versión moderna de la brutal obra de Bergman "Gritos y susurros".  Sobriedad y elegancia al servicio de una historia escabrosa en la que el hilo conductor es el divorcio de un matrimonio de clase alta y las consecuencias que este conlleva dentro del seno familiar.  Increíble la disección que Allen hace de los personajes, como consigue reflejar sus miedos interiores, sus manías, sus defectos, mostrándolos como seres que, a pesar de creerse en un escalón superior debido a su estatus social, son altamente vulnerables y, en definitiva, humanos.
Visualmente la película recuerda por construcción de planos y por simbolismos (jarrones, colores, peinados, gestos, etc) a la estética elegante e icónica de Bergman (uno de los héroes de Allen).  Un guión fantástico que emociona y consigue hacer reflexionar.  El diseño de vestuario y muchos detalles de la excelente dirección artística son de Joel Schumacher (director después de "El fantasma de la ópera de Andrew Lloyd Weber).  Diane Keaten brillanete y guapísima, como siempre.  Cine con mayúsculas.  Buenísima.

sábado, 9 de enero de 2010

GRACIAS RAYMOND, GRACIAS PAUL (IV)





Paul sintió como comenzaba a marearse mientras el coche cruzaba la segunda avenida y él veía pasar frente a sus ojos la noche de Machine, con todo su colorido, su esplendor, y su brillante decadencia.  La cabeza comenzó a no pesarle, y su cuerpo se convulsionó nerviosamente hacia el salpicadero del coche.
- ¡Joder!  ¿Está usted bien?  - dijo el inspector asustado mientras Paul recuperaba la compostura.
- Sí, no se preocupe, me ha parecido perder el conocimiento sólo por un momento.
- Ya casi estamos, tranquilo amigo.
Cuando llegaron a la comisaría de Perlington Raymond estaba en una sala de espera con la cara hundida en sus grandes manos, Paul se acercó, se arrodilló frente a él, y puso las manos sobre sus rodillas.
- ¿Estás bien Ray?
- He estado mejor.  Lo siento mucho Paul, lo siento de verás.  – dijo Raymond avergonzado.
- No te preocupes amigo, saldrás de esta.
Ambos se quedaron en silencio unos instantes, Paul se mantenía a un par de palmos del rostro cabizbajo de Raymond, escudriñándole pacientemente, hasta que no aguanto más.
- Por dios Ray, ¡podías haber matado a alguien!  ¿Te das cuenta de eso maldita sea?  - dijo Paul en voz baja pero con un tono que denotaba rabia y decepción.
- Lo sé Paul, lo siento.  No quiero volver a esa casa, todo cuanto ahí en ella me recuerda lo que pasó.
Raymond no levantaba la cabeza, no miraba a Paul.  Este por su parte miraba al techo con los ojos brillantes a punto de desbordar, empatizando con la terrible ansiedad de su amigo.
- Escucha Ray, ya nos ocuparemos de eso, encontraremos alguna solución, no te preocupes.  Llamaré a Tony ahora mismo, ¿de acuerdo?  Te sacará de aquí en un abrir y cerrar de ojos.
- Lo siento de verás Paul, no sé como ha podido pasar, estoy avergonzado.  – contestó Raymond.
Paul le abrazó, pero Raymond continuaba encogido con la cabeza escondida entre las palmas de sus manos.
Sólo unos segundos después, el inspector Chalmers entró en la sala para anunciar que Raymond tendría que estar en el calabozo como mínimo hasta que el abogado llegase por la mañana, yaque se había negado a aceptar uno de oficio.
Dos agentes se llevaron a Raymond, y Paul salió afuera  para llamar por teléfono a Tony, su abogado.  Y también su hermano.
- ¿Tony?  Espero no molestarte.
- Hola Paul, ¿cómo estás?  No te preocupes, me pillas cenando en Marrit con gente de Festars&Lopz, pero ya estamos con las copas, dame un minuto.
Tony se excusó y se levantó de la mesa, caminó hasta el vestíbulo y reanudó la conversación.
- Dime Paul, ¿cuál es el problema?  - preguntó amablemente.
- Es Raymond, se ha metido en un buen lío.
- ¿Cómo se encuentra?  Mandé una corona de flores, estaba de viaje, he llegado esta misma tarde, lamento no haber podido ir al funeral.  – se excusó Tony.
- Escucha, la cuestión es que…
Paul habló casi sin interrupción durante más de quince minutos.  Cuando al fin dio la impresión de haber terminado, Tony se decidió a quitarle la palabra.
- Hablaré con un amigo del bufete, estará en la comisaría a primera hora de la mañana y a mediodía Raymond estará fuera.  En el juicio alegará enajenación transitoria y le obligarán a visitar a un loquero, tendrá que pagar un buen pellizco y le caerán unos cuantos días de servicios sociales, pero saldrá sin cargos.  – recitó Tony casi de carrerilla con voz orgullosa, amigable y profunda.
- Gracias Tony, te debo una.  – contestó Paul alegremente.
- Ya son unas cuantas hermanito.  Una cosa más, dile a tu amigo que no pierda los nervios, la próxima vez podría verse envuelto en algo más grave.
- Descuida Tony, y gracias otra vez.  Hasta pronto.
- Hasta pronto Paul, cuídate.
Paul caminó hasta la parada de metro de Lullaby y cogió la línea número dos, que le llevaba directamente hasta su casa.  Durante el trayecto en el suburbano se fijó de un modo casi enfermizo en muchas de las personas que fueron pasando por su vagón a lo largo de las siete paradas que había que recorrer hasta Pinto, la estación que quedaba a dos calles de su edificio.  Cualquier hombre o mujer de mediana edad, de los que conviven a millares en Machine, le parecían personas oscuras y misteriosas, incapaces de ser felices pero capaces de suicidarse o incluso de matar a alguien.  Paul examinaba cuidadosamente sus vestimentas, la profundidad y alcance de sus miradas, sus movimientos y gestos, el modo en el que todos evitaban el contacto físico con el resto, por mínimo que este fuera, la manera ruin y cobarde de mirar al suelo desde que entraban al vagón hasta que salían de él, rehuyendo cualquier tipo de conexión con sus semejantes.  Todo aquello le provocaba a Paul unos sentimientos de desconfianza y sospecha para con el mundo que lo llenaban de tristeza y desasosiego.  En el metro también viajaban niños, que por suerte o por desgracia aún no sabían lo que era la infelicidad, jóvenes que todavía estaban a tiempo de luchar por su propia paz de espíritu, y ancianos que hacía ya tiempo que habían arrojado la toalla resignándose a la apatía y la amargura; pero eran los hombres y mujeres de mediana edad, los adultos, las personas en su concepto, los que intrigaban a Paul, aquella jauría de seres en tierra de nadie que daban la impresión de haber vivido ya lo mejor de su vida y ahora no podían sino deslizarse en una melancólica cuesta abajo.  Paul se compadeció de sí mismo, a sabiendas de que, casi con total seguridad, él también era uno de ellos.  Pero, ¿cual era solución? ¿saltar por la ventana?.
Cuando llegó a la parada de Pinto, Paul se encaminó instintivamente hacia su apartamento, pero estaba demasiado deprimido como para encerrarse solo en aquellas cuatro paredes, así que se dirigió al “Armchair Boogie”, el bar dónde solían ir a emborracharse él y Raymond.  Caminó por la media docena de estrechas calles que era necesario recorrer para llegar al bar, fijándose en las estropeadas fachadas de color gris de los enormes edificios residenciales, a punto de caerse a pedazos, contritos y olvidados, con un profundo aspecto de abandonados y sin embargo llenos de vida gracias a las decenas de ventanas que resplandecían luz amarilla y dibujaban siluetas detrás de las cortinas, a las cuerdas con ropa tendida, a los gritos salvajemente humanos que llegaban desde el interior.  Estas construcciones alternaban y contrastaban provocativamente con los edificios de apartamentos que el gobierno de Machine había construido gracias al plan de renovación del suelo de hacía unos cuatro años.  Estrechas y altas estructuras salpicadas de balcones simétricos y pequeñas ventanas, elaboradas con materiales modernos y diseñadas bajo un concepto estético vanguardista y atrevido.  Estos edificios parecían no respirar, se mantenían inertes dentro del amalgama urbano, con sus luces casi siempre apagadas, sus portales vacíos y vigilados cuidadosamente por uno o dos porteros, coquetas edificaciones llenas de sobriedad y seguridad.  Aburrimiento extremo, en definitiva, en comparación con la estampa de alguno de los viejos bloques, escandalosos y al borde del derrumbe, pero siempre dando la impresión de estar apurando el último soplo de vida.  Los pobres suelen estar más capacitados para disfrutar de la vida que los ricos.
Cuando Paul llegó al Boogie el bar presentaba su aspecto habitual.  La vieja gramola sonando y escupiendo a Johnny Cash, Buba en la barra con sus casi dos metros de sonrisa y afabilidad sirviendo whiskys, un buen número de hombres solitarios y bebedores, en su mayoría artistas, y otro puñado no menos numeroso de mujeres liberadas y hermosas, con esa suficiencia abrumadora y llena de encanto que poseen aquellas que han trascendido la imagen de la femme fatale para convertirse simplemente en mujeres de verdad.
Paul se acercó a la barra sonriendo y se sentó mientras estrechaba la mano de Buba.
- Con estas manos habrías ganado millones en el boxeo, ¿lo sabes verdad?  - dijo Paul con tono divertido.
- Eso dicen, pero el negocio del whisky no me va mal, te lo aseguro, me gusta más la gente que bebe que la que se pega puñetazos.  – contestó Buba entre risas.
- ¿Qué tal esta el gran hombre?  Me quedé preocupado el día del funeral, cuando salió por piernas.  – preguntó Buba.
- Bueno, te lo puedes imaginar, es complicado.  – contestó Paul intentando eludir el tema.
- No la conocía mucho, Ray la trajo alguna vez y recuerdo que cuando tú estabas casado solíais venir los cuatro, pero me sorprendió la noticia.  ¿Nunca sabes por dónde demonios va a salir la gente, verdad?  Espero que Ray lo supere pronto, es un gran tipo.  – dijo Buba, hablando desde el más sincero aprecio.
Una preciosa mujer rubia con el pelo a lo garçon a la que sólo le faltaba gritar ¡New York Herald Tribune! entró al bar, llamando la atención de Buba, que sentía devoción por los pelos cortos.  Paul se levantó y se acercó hasta la máquina de discos.  Introdujo un buen puñado de monedas y seleccionó el “Rain dogs”  de Tom Waits al completo.  Volvió al lugar donde estaba sentado, giró su taburete 180º, apoyando la espalda sobre la barra para obtener una panorámica perfecta del interior bar y escuchó el disco mientras iba rellenando su copa una y otra vez con la botella de bourbon que Buba había dejado sobre la barra.
Cuando el disco terminó, una diminuta chica morena muy joven se acercó a la máquina y puso la canción “"Blue suede shoes"” de Carl Perkins.  Paul la miró y pensó que sólo en el Boogie se podían encontrar chicas jóvenes y guapas que metiesen una moneda en la máquina de discos para escuchar aquello.  Se levantó con una sonrisa, dijo adiós con la mano a Buba, que conversaba con la rubia al otro extremo de la barra, y se marchó a casa.
Paul volvió a recorrer la media docena de callejones que separaban el Boogie de su casa, observando de nuevo los viejos y ajados bloques residenciales donde vivían feliz y tristemente los negros y chicanos y los edificios de apartamentos modernos y horteras donde la clase alta simplemente vivía.  Caminó en total soledad disfrutando de la madrugada.  Cuando llegó a casa envió un mensaje a su jefe avisándole de que el día siguiente no iría a trabajar, y se durmió con la ropa puesta.
        © D.A.S 2009  





Recomendación musical: Carl Lee Perkins - Original Sun Records Greatest hits http://rapidshare.com/files/147021423/Carl_Perkins_-_Originel_Sun_Greatest_Hits.rar.html


Carl Perkins
Adoro a Elvis, pero casi adoro más a este tipo, Carl Perkins, ¿el verdadero rey del rock?
Jovencito blanco de familia humilde, creció rodeado del gospel y el blues que cantaban los negros en los campos de algodón.  Cuenta la leyenda que se presentó en Sun Records con su guitarra y una canción escrita en un saco de patatas ("Blue suede shoes").  De ahí al estrellato, llegó enseguida al millón de copias, se coló en todas las listas de éxitos y, lo más importante, comenzó a hacer llegar a la gran masa el verdadero sonido rock'n'roll americano, deudor de la música negra de raíces sureñas.
Cuando el tema estaba en lo más alto, Perkins sufrió un accidente de coche cuando viajaba al programa de TV de Ed Sullivan (algo así como un trampolín hacia la fama) en el que murieron su manager y su hermano.  Estuvo fuera de la circulación más de un año y, adivinen quién eligió Sun Records para versionar "Blue suede shoes" y que la canción siguiera en lo más alto.  Bingo, Elvis Aaron Presley.
El resultado, Carl Perkins se fue a Columbia Records y nunca volvería a estar en la cumbre, y el camino de Elvis es conocido por todos. 


Recomiendo también estas dos joyitas:

The Milllion Dollar Quartet - The Million Dollar Quartet 
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The Million Dollar Quartet 


Super combo formado por Carl Perkins, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y Johnny Cash, que grabó unas cuantas sesiones improvisadas, hoy ya clásicas, el 4 de diciembre de 1956.  No es ningún alarde y todo es bastante caótico, pero oír cantar juntos a esta panda vale millones.
       

Carl Lee Perkins & Friends - Class of '55 
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Carl Perkins, recordando al Million Dollar Quartet, se junta con Johnny Cash, Jerry Lee Lewis y Roy Orbison y edita este disco de nuevo con Sun Records, tributo a sus años dorados en esa discográfica.  Maravilloso.
 

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