FICHA TÉCNICA
Título: El Buscavidas
Título original: The Hustler
Dirección y producción: Robert Rossen
País: USA
Año: 1961
Duración: 134'
Reparto: Paul Newman, Jackie Gleason, Piper Laurie, George
C. Scott
Guión: Sidney
Carroll y Robert Rossen (basado en la novela de Walter Tevis)
Fotografía: Eugen Schüfftan
Mi idolatrado Paul Newman es la
punta de lanza de esta cinta superlativa que dibuja como pocas la figura del
“hustler” o buscavidas, el tipo
soberbio y encantador pero carente de moral que se rige únicamente por el
orgullo más enfermo y basa su ideal de vida en llegar a la cima, cueste lo que cueste.
La historia: Eddie (Newman), un
virtuoso del billar, quiere ser el número uno, y para ello debe destronar de lo
más alto a Minnesota Fats (memorable Jackie Gleason). Para lograrlo, Eddie no duda en pasar por encima de quién
sea necesario, chica incluida (Piper Laurie), anteponiendo su objetivo y su
vanidad personal a todas y cada una de las cosas/personas que le rodean.
Y ya está, en el corazón de la simplicidad
de esta historia de apariencia banal se transmiten varios de los clichés
negativos más inherentes a la condición humana: vanidad, codicia, amoralidad,
autodestrucción... el modus operandi tan en boga hoy en día del yo por encima
de todos los demás, aquello de que el fin justifica los medios. Una historia cien veces repetida y un
camino mil veces recorrido por la colección de personajes que se deslizan por
la película infinita que es el mundo real, desde el oficinista que quiere tener
su propio despacho y para ello deja de lado a su familia y pisotea a sus
compañeros, el ama de casa que quiere llevar la ropa más cara de todas sus
amistades y exprime a su marido y ningunea a sus amigas, hasta el niño pequeño
que pelea por ser el mejor del equipo y desprecia inconscientemente a
cualquiera que ose poner en peligro su condición de líder.
En cuanto a la técnica, una
dirección absolutamente fabulosa del genial Robert Rossen (que rodó aquí su
penúltima película, dejando tras de sí una genial carrera que aún pudo ser
mejor de nos ser por su persecución por el McCarthysmo), con giros de eje y
planos arriesgadísimos que le acercan en ciertos momentos más a sus
contemporáneos franceses nuevaoleros que a sus compatriotas estadounidenses,
con un manejo del tiempo narrativo espectacular que provoca que las más de dos
horas de metraje pasen en un abrir y cerrar de ojos. La fotografía y la dirección artística (oscarizadas ambas,
en tiempos en los que los Oscar eran premios al buen cine), son una muestra
fantástica de cómo conseguir más con menos. El B/N suavizado y la puesta en escena sobria y sombría a
partes iguales son dos de las claves para lograr recrear de un modo tan fiel
ambientes tan sórdidos como los lúgubres apartamentos o las salas de billar de
mala muerte.
En las actuaciones, como no,
mención especial para los ojos azules más famosos de las Historia del
Cine. Newman consigue aquí lo que
pocos han sido capaces. Quieres
jugar contra él y quieres que te gane, quieres que te rompan los pulgares a ti
en lugar de a él, quieres ser su manager y, demonios, hasta quieres ser tú
quién le bese cuando la buena de Laurie se le lanza a la boca. Stanislavski con mayúsculas, uno de los
más grandes, que nos regala aquí una de las mejores interpretaciones de un
perdedor/ganador que se hayan hecho jamás.
Hay que verla.
Por lo menos una vez.
Al año.
© D.A.S 2010
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